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viernes, 13 de enero de 2012

Cómo calificar lo que siento?


Hoy he recibido un email inesperado...Una familia que se unió a nosotros, junto con otras 11 más,  cuando viajamos a por mi hija, nos ha comunicado, de manera inesperada, porque casi no habíamos tenido contacto con ellos desde hacía más de 4 años, que están en China con su tercera hija. Las fotos constatan que es una niña operada de labio leporino, al menos...No sabíamos nada, no nos habían comunicado su cambio de expediente a PV, y...me ha sorprendido...la verdad...Me alegrado tanto!!...La niña es muy linda y...parece que están bien...según cuentan...en su mensaje...todo va de maravilla...

Entonces, vuelven sentimientos que no sé calificar, quizás porque no me atrevo a ponerle nombre...

Siempre que recibo noticias de familias que por Pasaje Verde viajan a por sus hijos, y me cuenta lo bien que les va con sus tesoros, lo bien que se adaptan...y lo bien se que encuentran...y lo contentos que están...y lo estupendo que está resultando todo...y lo que rien y avanzan y evolucionan...peques...me viene el dolor...Qué siento? ¿envidia, pena, duelo?...Quiero a mi hijo con toda mi alma...lo veo crecer en todo...lo veo aumentar en todo...lo veo avanzar...pero...cuando leo estos felices mensajes venidos desde la misma China...siento un pellizco en la boca de mi alma...me vengo a abajo y...pienso en lo que un día me dijo mi amiga Victoria...una discapacidad está ahí para siempre, para toda la vida y...habrá momentos en los que el daño vuelva y el dolor también, y quizás...¿la envidia, y la pena?...porque yo no pude enviar esos mensajes, porque nuestro encuentro no fue como debía haber sido, como yo pensé que iba a ser, como yo hubiese deseado tanto que fuera?...porque...mi destino ha sido diferente, muy distinto con este hijo mío...????
Hoy tengo sentimientos difíciles de definir...aunque sí tengo muy claro que amo a mi pequeño y alegre niño Hong...

lunes, 9 de enero de 2012

El milagro del Rey Negro




Eran las 9 de la mañana...El hombre, de más 70 años, salió de casa, fue a comprar el pan y algo más y, cuando volvía, se empezó a encontrar mal...el corazón le tiraba, la cabeza se le iba...Llamó al timbre y, no le dió tiempo a más, se desplomó...cuando su anciana mujer abrió la puerta se encontró a su marido tirado en el suelo, la compra esturreada en la acera y a nadie en la calle que le echara una mano. El pánico se apoderó de ella y los gritos salieron sin esfuerzo de su garganta.

Entonces ocurrió el milagro. Un chico sudafricano, de esos que vienen a trabajar en la recogida de las cosechas, que hoy están en Lerida y mañana en Huelva...recogió, con sus negras manos al anciano, lo entró en la casa, lo acostó en un sillón, y comenzó a organizar la situación..."Usted vístase, y yo llamo al 112;  y a su familia; y recojo la compra y se la coloco; y vuelvo a dar masajes en el corazón al anciano;  y no se reanima; y llamo otra vez a su hijo, no...no se preocupe, llamo con mi móvil; y usted tranquila, que todo saldrá bien; y ya está aquí la ambulancia; y...mucha suerte; y adiós señora...me habrá entendido esta anciana con mi español imperfecto, como mi acento mauritano...adiós, señora...usted tranquila...; adios"...
Y la señora anciana..." para que luego digan de los inmigrantes...estoy deseando de volver a casa, porque a ese chico negro no le va a faltar de nada...de nada"...

Ese ha sido el milagro que me han contado y que ha ocurrido esta Navidad...porque el anciano se recupera en el hospital y está fuera de peligro, gracias a un Rey Solidario Negro.

El policía



He comenzado 2012, con sorpresas, con un email, llegado a mi ordenador, procedente de China, en el que se me dice cómo se llama el policía que encontró  mi hijo, e incluso, en el que se me enseña su cara...

Cuando inicias una búsqueda de los orígenes bio de tu hijo, lo primero que tienes que tener muy claro es que...te vas a creer lo que te diga una desconocida que vive a miles de kilómetros de tu pais, de tu casa...de la que sólo sabes el nombre, y los datos biográficos que ella ha contado de ella misma...
Te pones en sus manos para creer que ese hombre, de rasgos orientales, seriedad máxima y uniforme, fue el primero que cogió a tu hijo y procuró que no muriera, fue el que lo llevó al orfanato de turno, por deber legal, tras recibir una nueva llamada, anunciando un nuevo huérfano en la calle.

Ahora la buscadora me dice que este agente está dispuesto a colaborar con nosotros...preguntará por las aldeas cercanas y si logra información nos la enviará, através de ella...Sólo sería necesario obserquiarle con una bonita gorra deportiva y una camiseta...¿?...¿Nada más?...
Me tengo también que creer la disponibilidad...el buen corazón...y la  honradez de este hombre que quiere echarme una mano?...
Me da en la nariz que...este hombre poco hará a cambio una humilde camiseta y una simple gorra, aunque es lo que me ha dicho la buscadora que, por otra parte, sabe bien cómo obserquiar a un poli de un pequeño pueblo de provincia, de la China rural...

Es el riesgo de hacer sin ver, ni tocar, ni oler, pero sí de querer saber...Has de confiar...y, por qué no creerlo?
Me lo creo...Miro la foto de ese agente y...me creo que fue el que acudió a salvar la vida de mi Hong, aunque sólo fuera por cumplir con su deber...me creo que mi hijo llegó a las 18 horas al orfanato de un día de primavera, aunque realmente fuera a las 15 h....y me creeré, cuando me lleguen las fotos, vídeos y demás documentación, que fue ahí, en donde comenzó la historia de un pequeño bebé, de 8 días de vida, poco más tarde, fue llamado Jin De Hong...Mi gran Hong.