Tras mi paso por la adopción de dos hijos, he comprobado que los informes reflejan realidades muy reales en el dormir, efectivamente se duermen SOLOS, y nos lo dicen, tan convencidos, también en la ecai, nos quieren transmitir que, "solos, ellos solitos, los dejas en la cuna y"...¿será que no nos quieren asustar a padres y madres inexpertos o expertos que se enfrentan al arte de serlo?..."Estan acostumbrados a dormir así, respetárselo porque si no será peor"...eso nos dijeron a nosotros cuando viajamos a por nuestro primer retoño, algo que, claro, no hicimos, ni locos, con ninguno de nuestros dos hijos...ni el primer día que los cogimos en nuestros brazos...A mi niña, la cogí por puro egoismo y la dormi, cantándole una nana en mis brazos y así...muuuuchas noches...qué placer, para las dos...aún lo es...
De mis dos hijos, sus informes, exponían que dormían sólos en su cuna...Según estos papeles, lloraban algo antes de dormir, hasta que finalmente cerraban los ojos y ¡hasta mañana!...lloraban??? sólo lloraban???...o mejor dicho...¿berraban y sufrían la soledad de la noche derramando lágrimas que nadie se ocupaba de acunar?...
Sinceramente, y a pesar de lo que decían en sus papeles, creo que mi primer retoño no surmió sola, al menos durante un tiempo. Creo que durmió junto a la mujer que la cuidó en su casa. Con su calor y su cariño, cada noche, conciliaba sueños maravillosos. Lo intuyo como madre, por sus comportamientos, desde que la pusieron en mi regazo...Por lo tanto, no se dormía sola...sino con alguien que la quería y la cuidaba.
El caso de Hong, es diferente. Sinceramente creo que mi hijo, soñaba solo, en la soledad de una cuna desamparada y lloraba "un ratito" hasta que, aburrido, conciliaba su ansiado sueño, por cansancio, más que nada...en casa los berriches a la hora de dormir han durado meses, y hoy es el día en el que rara es la noche en la que no se despierta y más de una y dos veces.
Me quedo con esta reflexión del siempre increíblemente brillante, Eduardo Punset.
"El abandono del bebé en la cuna es comparable al desamor en el adulto"
“Hay que querer a los hijos incondicionalmente. Se trata de uno de los descubrimientos más recientes e impactantes de los mecanismos afectivos. La manera más expeditiva de poner remedio a tanto desgobierno sentimental y a la depredación afectiva consiste, precisamente, en aceptar de una vez por todas que sin amor incondicional no hay proceso de aprendizaje posible. No hace falta descubrir la pólvora y dar con la mezcla ideal de recompensa y castigo para el aprendizaje. Querer a los hijos incondicionalmente no significa querer todos sus actos, sino hacerles sentir que existe un lugar, su hogar, donde son amados y protegidos por lo que son intrínsecamente. Verá como todo empieza a funcionar de una manera distinta.”
¡Parece una obviedad pero no lo es¡
No sólo no hay amor incondicional en los miles de padres que abusan de sus hijos, tampoco lo hay en los millones de padres pacíficos que amamos a veces más nuestra propia comodidad, la disciplina y ciertas normas sociales que a nuestros hijos.
No hay amor incondicional en no darle de mamar amamantarlo con lactancia materna, ni siquiera un día de vida y pedir voluntariamente la inyección/pastilla para cortar la leche, no hay amor incondicional en dejarle llorar en una cuna sin consolarlo, no hay amor incondicional en exigirles comportamientos de independencia impropios de su edad, no hay amor incondicional (ni comprensión sobre sus necesidades) en separarlos voluntariamente de sus padres largas horas en los primeros meses, etc.
¿Por qué creeis que San Agustín dijo: “dadme otras madres y cambiaré el mundo“? En la crianza con amor incondicional está el gran cambio de la Humanidad".